Expertos científicos de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria han concluido que la exposición dietética al bisfenol A (BPA), un disruptor endocrino (EDC, por sus sigas en inglés) presente en botellas de plástico, envases de alimentos y otros productos de consumo, representa un peligro para la salud de los consumidores de todas las edades. Según la coalición EDC-Free Europe, los políticos europeos han sido advertidos durante más de diez años de que el BPA y otras sustancias similares tienen graves efectos negativos en la salud y el medio ambiente. 

El 19 de abril de 2023, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) publicó los resultados de una reciente evaluación científica sobre los peligros para la salud pública que representa la presencia del químico bisfenol A (BPA) en los alimentos. El grupo de expertos sugirió reducir significativamente la ingesta diaria tolerable (IDT) de BPA a un valor límite aproximadamente 20,000 veces inferior al establecido hace ocho años en la evaluación anterior del BPA realizada por la EFSA en 2015. Estos expertos han concluido que la presencia de BPA en la dieta de las personas de todos los grupos de edad, incluidos los niños y niñas pequeños, presenta riesgos para la salud. La cantidad que se puede consumir diariamente a lo largo de la vida sin que suponga un riesgo significativo para la salud se conoce como IDT.

Los responsables políticos llevan años siendo advertidos de que el BPA, de que se sabe que imita a los estrógenos y que se ha descubierto que se libera de los materiales en los que se utiliza, tiene graves consecuencias para la salud y el medio ambiente. La coalición EDC-Free Europe exhorta a la Comisión Europea y a los Estados Miembros a dar una respuesta inmediata a esta nueva evaluación y a implementar las medidas necesarias para reducir estas exposiciones de manera inmediata, especialmente en lo que respecta al uso de materiales en contacto con alimentos y productos de consumo. Además, EDC-Free Europe solicita a los encargados de la toma de decisiones de la UE, utilizando el enfoque de grupo para la evaluación del riesgo de las sustancias químicas, que implementen la IDT recientemente recomendada para el BPA como la IDT provisional para otros bisfenoles usados en la actualidad.

Millones de personas están expuestas todos los días al BPA a través de productos de consumo de uso común. La sustancia se produce en enormes cantidades y se utiliza para fabricar productos como botellas de plástico, dispensadores de agua y recipientes para alimentos. El BPA también se utiliza para producir resinas epoxídicas que se utilizan en algunos dispositivos médicos y en los revestimientos y recubrimientos de latas de alimentos y bebidas.

El BPA ha sido incluido en la lista de sustancias extremadamente preocupantes (SVHC) del reglamento REACH de la UE desde 2006 debido a sus propiedades tóxicas para la reproducción, y desde 2017 por sus propiedades de alteración del sistema endocrino para la salud humana. La organización PlasticsEurope ha intentado hasta en cinco ocasiones impugnar la decisión de la Agencia Europea de Sustancias y Preparados Químicos (ECHA) de clasificar el BPA como SVHC debido a sus propiedades de alteración endocrina. Sin embargo, en todos los casos el Tribunal de Justicia de la Unión Europea ha confirmado lo acertado de esta clasificación.

La documentación de 2017 de la ECHA para la clasificación del BPA como sustancia extremadamente preocupante por sus propiedades de alteración endocrina señala que: "los efectos del BPA se asocian a afecciones que pueden conducir a una reducción de la calidad de vida. En particular, los cánceres de mama, los trastornos neuroconductuales y la diabetes se observan con alta prevalencia y tendencias crecientes durante las últimas décadas en Europa y suscitan una indiscutible preocupación social, también en relación con su potencial carga económica para los sistemas sanitarios".

Esto lleva a preguntarse si la obstaculización de los avances en las medidas reguladoras o la inacción general para minimizar la exposición de las personas y el medio ambiente a las sustancias químicas alteradoras endocrinas nocivas está violando derechos humanos fundamentales, como el derecho a la vida y al bienestar, el derecho de todos los niños a tener el mejor comienzo posible en la vida, a crecer sanos y a desarrollar todo su potencial, tal como se reconoce en los artículos 6 y 24 de la Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño.

Los estudios de biovigilancia en humanos demuestran que existe una exposición generalizada al BPA, así como a muchos bisfenoles de acción similar que se utilizan como sustitutos de esta sustancia química. Es importante señalar que la evaluación de la EFSA no incluye los riesgos de exposición a otros bisfenoles como el BPS, el BPF o el BPAF, varios de los cuales han sido también identificados como alteradores endocrinos y han mostrado tener efectos adversos similares a los del BPA. La historia del bisfenol A es un triste caso de estudio que ilustra la urgencia de aplicar los compromisos presentados en la Estrategia Europea para la Sostenibilidad de las Sustancias Químicas 2020.

Los miembros de la coalición EDC-Free Europe llevan años concienciando sobre los efectos negativos del bisfenol A (BPA) en la salud de las personas y el medio ambiente. Cada día de retraso en la adopción de medidas reglamentarias para limitar la exposición de las personas y el medio ambiente al BPA y a sustancias del mismo grupo es un grave motivo de preocupación.